El concepto Humildad viene de Humus, que significa tierra. Sobre la tierra de la humildad se siembran el resto de valores humanos. La tierra se puede enriquecer o empobrecer. No todos los tipos de tierra son perfectos para todo. Vale la pena reconocer que tipo de tierra soy -qué talentos tengo- y cuáles puedo llegar a sembrar y desarrollar, tener.
La humildad nos permite reconocer quienes somos, agradecer nuestros talentos, y emprender la superación de nuestros defectos sin desánimos.
La humildad nos libera de la presión. A veces en nuestra imaginación nos creemos los mejores, los más sabios y los más poderosos y después comprobamos en la realidad que no es así. Ese engaño provoca frustración entre lo que desearía ser y quien soy.
Todos cometemos fallos y no debemos desanimarnos o dejar de luchar por mejorar. Necesitamos los consejos de los que quieren ayudarnos. Que nos hagan ver como somos y que queramos saberlo es un gran acierto.
Un rasgo de la persona humilde es la sinceridad. Reconocer y valorar los éxitos de otros abre las puertas a mejorar. La humildad verdadera da paz.
Reirse de uno mismo es la mjor terapia para ganar en humildad.